Au Pair Austria Experiencias AuPair

Maria José ha pasado un año como au pair en Austria, nos cuenta su experiencia y como es la vida en una familia de un pueblo cerca de Viena, la capital. Os apetece leerla?, pues aquí la tenéis:-)

Hola, mi nombre es María José, soy de Albacete y tengo 26 años y en la actualidad me encuentro terminando mi estancia de Au Pair en un pueblecito de Austria llamado Gablitz, es un pequeño pueblo pero encantador, ya que cuenta con grandes casas de madera ajardinadas, el bosque donde poder pasear; se caracteriza por la tranquilidad. Se encuentra a media hora de Viena.

Experiencias Au Pair

Tras un año de buscar opiniones de diferentes Au Pairs en internet, hoy soy yo la que puede contar la experiencia en primera persona. En abril de 2015 empecé esta encantadora experiencia Au Pair en Austria. Todo empezó porque tras acabar mis estudios universitarios y búsquedas incansables de trabajo no logré encontrar un trabajo. Pensé que una buena opción sería ponerme con un idioma, y me arriesgué con el alemán. Y una vez que comencé con el idioma creí que qué mejor forma de mejorarlo que estar en el país de la lengua. Entonces busqué una agencia para buscar una familia y ayuda con los trámites, y por suerte conseguí dar con la agencia de ServiHogar y en particular con Laura, que aparte de ayudarme a la búsqueda de la familia y trámites me dio los mejores consejos, recibí información del país, costumbres…

Wilma, la perrita mimada

En la familia son los padres, dos hijas, un hijo y Wilma que es la perrita mimada de la casa.

La hija mayor tiene 17 años, le sigue el chico con 12 y la pequeña, con la que más tiempo paso, de 8 años.

Un día típico de vida de Au Pair en Austria para mí es:

levantarme a las 6 de la mañana para desayunar todos juntos a las 6:30 y después irnos con el bus al colegio a las 7:15, el mismo autobús que me conduce a Viena, donde realizo el curso de alemán de Lunes a Jueves de 9 a 12 de la mañana. Sobre todo le ayudo a la pequeña para elegir la ropa, peinarla, preparar su almuerzo y controlar que lleva todo para el colegio. Después del curso depende de sí la madre puede recoger a la niña, o por cuestiones laborales llega más tarde a casa. En ese caso recojo yo a la niña y nos vamos juntas para casa, y tras tomar algo de comer nos ponemos a realizar los deberes. Dos días por semana va a piano y otro va a ballet, cuando tiene ballet la acompaño para ayudar a cambiarse y esperar que termine la clase. También hay veces que la madre tiene guardia en el hospital y no está en todo el día en casa, por lo que yo paso el día con ellos y tenemos tiempo para jugar juntos, ir a pasear al bosque. También ayudo a preparar la comida junto la hija mayor. Después de la comida, le leo a la pequeña alguna historia y sobre las 20 o 20:15 debe estar en la cama. En caso de que sea fin de semana podemos ver juntos una película y van un poco más tarde a la cama. Es decir que no tengo un horario fijo y cuento con cierta flexibilidad, y los días que no debo estar en casa, quedo con compañeras del curso de alemán, españolas…

En cuanto a la ayuda de las tareas domésticas no es algo pesado, porque es más bien a poner la mesa, recoger después, pasar la aspiradora y lavar y planchar la ropa de los niños. La limpieza general la hace una mujer que viene a casa.

A pesar de mis infinitos miedos antes de llegar a la familia, he de reconocer que fue una bienvenida muy agradable

Al principio mi nivel de alemán era muy básico y no era capaz de comunicarme muy bien con la familia, pero poco a poco mi oído se fue haciendo y era capaz de entender más, de hablar sin miedo a equivocarme, y de realizar varios cursos. Lo que es a la familia no me costó habituarme porque siempre me trataron como una más de la familia, contaban conmigo para cualquier plan, hacer ocio, asistir a museos, ir a cenar fuera. Desde el principio me ayudaron a realizar los trámites de inscripción, cuenta bancaria, a indicarme la comunicación con el autobús y metro para llegar a Viena y al curso de idiomas. Lo que sí que encontraba muy diferente es la hora de comenzar el día, ya que los niños comienzan a las 8 el colegio y de 13 a 14 horas han terminado. La hora de la comida principal no la realizan como en España en el medio día, sino que para ellos es en la tarde de 18:30 a 19:30. Por cuestiones de trabajo a medio día solo toman fruta, un yogur o un panecillo con jamón por ejemplo. Otra cosa curiosa es que la televisión no tiene el uso que nosotros en España le damos, para verla diariamente, series, noticias, etc. Aquí es más bien para ver alguna película en fin de semana. Por lo demás en cuanto a la familia, no encontré grandes cambios o fueron positivos, por ejemplo cuando los niños ayudan en las tareas del hogar, recogen su habitación, ayudan en el jardín… En cuanto a la comida es algo diferente a nuestra rica gastronomía, aunque también tienen recetas exquisitas.

Ellos comen abundante pasta, bien sea combinada con carne, jamón, verduras; así como patata. También tienen bastantes recetas de dulces, que toman como plato principal, y en España sería nuestra merienda.

En cuanto a otras costumbres que tienen y que al principio encontré como extrañas pero ahora las veo de lo más común son: descalzarse al entrar en casa y dejar los zapatos en la entrada hasta que se vuelva a salir de ella, también se hace cuando vas a casa de alguien, ya que la mayoría de las casas son de parqué.

Un segundo aspecto muy importante de su cultura, es siempre hablar de “Usted”, sin importar la edad, profesión… a no ser que la otra persona ofrezca que se le tutee; se ve de forma descortés hablar a alguien quién no conoces de “tú”. Relacionado con ello, he de decir que son mucho más fríos que nosotros, que a todos repartimos besos, sea la primera vez que conocemos, un colega o la familia; ellos los besos se lo guardan entre amistades de tiempo o familia, por el contrario un estrechamiento de mano es más que suficiente. Otro punto que ya he comentado brevemente es lo de no ver la televisión cada día, ellos utilizan la alternativa de leer la prensa o a través de la radio. Una de las grandes ventajas con las que cuenta Viena, es el transporte público, rápido, cómodo y barato; existe la posibilidad de comprar una tarjeta anual, y poder usar autobús, tranvía, metro y tren para desplazarse por la ciudad.

En cuanto el ocio, los vieneses cuentan con una amplia variedad de ofertas culturales: teatros, musicales, museos, exposiciones, conciertos de música clásica.

En la capital austriaca hay innumerables eventos, actividades y fiestas para cada mes del año: por ejemplo, yo estuve en “Donauinselfest” en Junio, una fiesta junto al Danubio, donde hay conciertos de diferentes tipos de música, stands para beber cockteils o comer algo y dura todo el fin de semana; “Wiener Wiesn” que es como el Oktoberfest de aquí; en Noviembre hasta vísperas de Navidad también se dejan ver los Mercados de Navidad en diferentes puntos de la ciudad, y a cada cuál más bonito (se caracterizan por tener una amplia oferta de productos hechos de forma artesanal, y por la decoración de las luces de navidad así como las bebidas que ayudan a combatir el frío del momento, el conocido “Glühwein” o vino caliente combinado con diferentes frutas…). También son conocidas varias pistas de hielo para los amantes de patinaje, en particular una enorme pista instalada junto al Ayuntamiento.  Ahora ya espero para ver el programa de la ciudad en Semana Santa, por lo pronto seguro bien decorada…

También son amantes de la naturaleza y de escaparse a la montaña siempre que pueden. En cuanto a la compra de alimentos, le dan una gran importancia a que sea un producto BIO, aunque ello suponga un aumento considerable de precio.

Están muy concienciados del reciclaje, y hacen una separación minuciosa en casa para reciclar correctamente.

También son muy amantes de los animales y todos aquellos que tienen un perro, pueden llevarlo consigo en el autobús o metro, así como en algunos negocios o restaurantes. Un sinfín de costumbres a las que me fui acostumbrando y ahora me encantan, pero sobre todo, lo que más me gustó, es la multiculturalidad que existe, su gusto por aprender nuevas lenguas, encontrar un trocito de cada país en forma de locales con música de diferentes lenguas, restaurantes para cada país y un largo etcétera. Por el contrario a lo que más me costó adaptarme tal vez es a su personalidad fría, a evitar cruzar una palabra a no ser que no haya otra opción y otro punto que puede llegar a ser un poco estresante, es su afán de planificar todo con algún tiempo de antelación, no les gusta tanto improvisar como nosotros.

Compañeros clases de Alemán en Viena
Compañeros clases de Alemán en Viena

Es una experiencia genial tanto para mejorar el idioma cómo para conocer una nueva cultura.

Aconsejo que ni os lo penséis, que si tenéis opción disfrutéis de esta gran experiencia. Al principio aunque parece que el idioma no mejora, uno desarrolla todos los sentidos, se acostumbra a leer el periódico, publicidad, oír a la gente cuando habla y poco a poco va adquiriendo conocimientos y confianza en sí mismo para lanzarse a hablar. En cuanto los cursos de alemán, me han dado la posibilidad de conocer a gente de países muy diferentes, que aunque nuestro nivel de alemán no fuese el mejor, nos permitió comunicarnos y pasar los mejores ratos.

El alemán no es un idioma fácil para aprender, pero he de decir que dedicando horas de estudio, constancia asistiendo cursos y sobre todo tener con quién comunicarte en alemán, se mejora cada día; y por suerte yo conseguí mejorar mucho.

Es una experiencia que volvería a repetir con los ojos cerrados, pero al menos tengo aquí una segunda familia con la que seguiré teniendo contacto. Un saludo y no os lo penséis!

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